El culto a la vanidad es una vaina muy arrecha. El lugar esta ambientado con tecnomerengue "remix" y tiene mas espejos que tiradero en la Panamericana. Tenía tiempo si entrar a uno de estos templos del narcisismo llamados GYM ( del inglés, en español suena niche) y tengo que reconocer que la fauna es muy variada.
La persona que me recibe en la recepción es una vieja mas estirada que la Duquesa de Alba. Embutida en un conjunto de licra que la hace ver como el muñequito de Michelin. Ella es la encargada de recoger mis datos, cobrarme la inscripción y decirme mas de un millón de veces (las anote en una servilleta) "mi vida". Uno que va esperando encontrarse con un poco de culos y resulta que tremendo carcaman te da el tour de bienvenida.
Una vez ya medio acoplado al lugar, pones esa cara de pendejo redomado entre tantas maquinas que no tienes ni la mas peregrina idea de como se usan. Te encuentras con tu amigo "Wiston Vallenilla", un carajo que no sirve pa un coño, que se pincho un poco de hormonas de cochino y ahora se dedica a hablar huevonadas y beber claras de huevo crudas. Este pana es el instructor, lleva un chemise XXXXXS con el logo del GYM y tiene la cara llena de pepas (por meterse hormonas de cochino).
El instructor te marea con un serie de términos que saco de la revista "Men´s Health", el doble curl push chest triceps over the rainbow back trapecius, para que hagas cinco repeticiones y cuando termines repitas la misma serie pero en parada de manos. La realidad es que nadie entiende un carajo y se pone a jugar con las maquinas a lo subibaja en el parquecito. Es cool levantar mucho peso, así que a castigarse con todo (si estos carajos usan el término "castigarse") con la paja esa de "dame una más" con voz de Rocky IV.
Los dueños del local conocen perfectamente las vanidad de sus clientes, por eso colocan los bebederos bien pegados a los espejos y así uno puede apretar la batata mientras bebe agua para autobucearse. Es una costumbre muy común mirar de reojo los espejos para verse los músculos y poner cara de venao desentendido.
No se sorprendan si de repente sus alrededores empiezan a oler a guaralito de guindar chorizo. Las razones pueden ser de diversa índole. Quizás el carajo que tienen al lado lleva toda la semana sin lavar la toallita esa que la gerencia exige por "higiene", o a lo mejor se está cayendo a peos después de haberse metido una merengada de Nestúm con cambúr y Cerelac. Sea cual sea la causa, el olor es tan denso que casi se puede cortar con cuchillo.
Una vaina que no pela, es la milf restregándole las tetas al instructor (estas jevas tienen una necesidad imperativa de huevo joven con hormonas). Están mas ricas que el coño, de bolas lo único que hacen es llevar al carajito al pre-escolar y el resto del día buscan pene en el GYM. Muchas gracias a todas las marcas deportivas que han diseñando pantalones a la cadera tan pegados que no permiten el uso de pantaletica (marica se marca). Sabemos que están rueda libre amigas, y no nos molesta.
Después del primer día de entrenamiento (chimbo) amaneces mas descoñetado que la bajada de Tazón. Te duelen hasta las muelas y te cagas en la madre de todo lo que camina cada vez que pretendes movilizar la humanidad de tu cuerpo. Para usar una frase aprobada por el IND, "que dolor de bolas" me da entrenar. Mejor organizamos una partidita de softball o en su defecto bolas criollas.
Nos vemos en una próxima entrega chinchorizo dopado, pero conchorizo preparado para la milf que se resbale.