Hoy me levanté con una de las peores resacas de mi vida.
La desilusión no se cura con una sopita de pollo. Venezuela amanece en un
silencio inusual cómplice de una extraña mezcla de sensaciones. El país entero
se toma un respiro después de una larga jornada electoral.
Lunes 8 de octubre, una fecha cualquiera en el
calendario. Ayer pasamos una página importantísima en la historia del país, es
el momento de alzar la frente y sacar fuerzas para seguir luchando.
Debo reconocer que los resultados de ayer fueron un golpe
muy duro para mí, la esperanza suele ser implacable a la hora de decirnos adiós.
Pero hoy amaneció otra vez y el sol, siempre compañero de la belleza de
nuestras tierras, decidió salir radiante.
La esperanza suele dar segundas oportunidades. Existe un
liderazgo joven fuera de serie, del cual estoy sumamente orgulloso y al que le
agradezco profundamente el esfuerzo realizado. Sin perder el empuje, estoy
seguro de que pronto el trabajo bien hecho rendirá sus frutos.
En pocas horas abandonare el país para irme a culminar
mis estudios de postgrado. Me voy triste pero con la firme convicción de
regresar para seguir luchando por la Venezuela que todos queremos. Estamos en
deuda con ella. VENEZUELA TE LA DEBO.
Firma:
V-14143794